El camino de la vida, la vida con caminos.

Cuando conducimos y sabemos llegar al destino, estamos más tranquilos, sabemos por que calle tenemos que girar, cual es el camino correcto y como es y únicamente tenemos que estar pendientes de aquellos imprevistos comunes que ocurren a diario. Cuando no sabemos el camino, estamos inquietos, nerviosos, tenemos que estar pendiente de todo, de no equivocarnos y perdernos, y de no provocar un accidente por no ir pendiente de los imprevistos. 
Supongo que la vida es como ese camino que no sabemos, ese destino al que queremos ir pero no sabemos llegar. Tenemos que estar pendientes de todo para llegar a nuestro destino sanos y salvos, tenemos que estar pendientes de llegar a tiempo para que no sea demasiado tarde y podamos cumplir nuestro objetivo. En la vida, esos imprevistos son esas personas que desean tu mal y te ponen entre la espada y la pared, y esos accidentes, los llamamos "daños colaterales" y son aquellas personas a las que, sin querer, les hacemos daño cuando tomamos una decisión.
No saber nuestro camino en la vida es algo que nos acompañará siempre, porque cada cosa nueva que deseemos hacer tiene un camino nuevo, distinto y diferente a los demás. Pero, hay veces, que aunque sepamos el camino correcto, nunca sabremos lo que podemos encontrar a la vuelta de la esquina.

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