Esto ya es un punto, un punto y final.

Es un punto en el que todo me da igual. He sufrido tanto que no se ni lo que es el dolor, por eso me da igual si me haces más daño. No me has pisado, me has aplastado, a más no poder; me has destrozado tanto que no has oído como gritaba de dolor, y mis lagrimas eran insignificantes para ti. Me tiraría todas las horas del mundo escuchando las cosas bonitas que sabes decirme, que sabes que me hacen tan feliz, pero me dan ganas de vomitar cuando se que no son más que mentiras, transformadas en palabras, palabras que me llegan a lo más profundo, y yo sigo permitiéndome el fallo de creerlas. Puede que lo desee, pero se acabo, existe mi orgullo, puedo verte, pero no quiero mirarte, puedo oírte, pero haré que no te escucho, me cruzare a lo largo de la vida contigo, pero aprenderé a esquivarte. No creo que llore más por ti, y si lo hago me creeré mis escusas, mis lagrimas serán por otra tontería. No creo que merezca todo esto, es más, e sido tan buena contigo que me merezco un mundo entero lleno de sensaciones preciosas. Que me lo de quien sepa darlo, no una persona que no sienta ni el más mínimo escalofrío al hacerme llorar. Esta claro que habré caído, pero ahora sí, me levanto para siempre, personaje, que es lo único que puedo llamarte, aunque lo seas todo para mí. Esto ya es un punto, un punto y final.

No hay comentarios:

Publicar un comentario